La economía es la ciencia que estudia las leyes sociales que rigen la producción, circulación y distribución de los bienes y servicios que sirven para satisfacer las necesidades humanas. Etimológicamente, proviene del griego oikós (= casa, patrimonio) y nomos (= gobierno, administración).
La economía es una ciencia social:
— Por un lado, es una ciencia, pues emplea el método científico. Éste consiste en (1) analizar la
realidad de forma cuantitativa y detallada, con objeto de (2) elaborar leyes, teorías y modelos que permitan (3) explicar los fenómenos pasados y (4) realizar predicciones futuras razonablemente precisas y acertadas. Las regularidades que descubre este análisis se llaman leyes económicas.
Por ejemplo: la «ley de la demanda decreciente» establece que, si sube el precio de un bien, manteniéndose constante todo lo demás, suele reducirse la cantidad demandada del mismo. El grado de cumplimiento de las leyes económicas, no obstante, siempre es aproximado, dada la
complejidad de los sistemas que hay que analizar, y la volubilidad de la naturaleza humana.
— Por otro lado, es social, pues estudia cómo se comportan las sociedades humanas. Hay que subrayar que la actividad económica se desarrolla siempre en el seno de una sociedad, compuesta por multitud de individuos. Entre sus miembros se establecen, inevitablemente, ciertas relaciones económicas (de propiedad, de producción, de distribución, etc.), cuyo carácter depende del nivel de desarrollo de las fuerzas productivas. Por ejemplo, en una sociedad agraria feudal y en una sociedad capitalista terciarizada, esas relaciones son forzosamente muy diferentes. Por otro lado, como las sociedades evolucionan con el tiempo, algunas leyes económicas también pueden cambiar. Tienen, por tanto, un carácter histórico.
Los problemas económicos han existido siempre y, por eso, incluso los pensadores más antiguos ya se ocupaban de ellos. Aristóteles y Santo Tomás, por ejemplo, ya escribieron sobre el concepto de «precio justo». Sin embargo, se suele considerar que el primer tratado completo sobre economía fue «Una investigación sobre la naturaleza y las causas de la riqueza de las naciones» (en corto, La riqueza de las naciones), del filósofo social escocés Adam Smith (1723-1790), publicada en 1776. Adam Smith empieza su obra destacando la importancia de la división del trabajo para lograr la prosperidad económica, y subraya la importancia de los mercados para asignar eficazmente los recursos con su mecanismo descentralizado, al que se refirió con una expresión célebre: «la mano invisible» del mercado. No obstante, Smith también señala las limitaciones y peligros de los mercados imperfectos.
Smith sostenía la llamada teoría del valor-trabajo, que afirmaba que el valor de una mercancía reproducible es proporcional al tiempo de trabajo necesario para producirla en condiciones normales.
Esta teoría —que en realidad es muy anterior a Smith— estuvo vigente hasta finales del s. XIX, cuando surgió la teoría del valor subjetivo, actualmente predominante. La teoría del valor subjetivo hace especial énfasis en la importancia de la demanda, mientras que la teoría del valor-trabajo se centraba, sobre todo, en la oferta. Las estudiaremos con cierto detalle más detalle.
A los seres humanos se nos presentan constantemente problemas de carácter económico: ¿debemos consumir, o es mejor ahorrar?; ¿conviene dedicar unos años a estudiar, o hay que ponerse ya a trabajar?; ¿es mejor alquilar un piso o comprarlo? Por ello, el economista inglés Alfred Marshall (1842-1924) escribió su célebre definición de la economía como el estudio de la humanidad en sus quehaceres cotidianos, que examina aquella parte de la acción individual y social que está más estrechamente relacionada con la obtención y empleo de los requisitos materiales de su bienestar.
Unos conocimientos básicos de economía son indispensables para cualquier ciudadano, pues por un lado, le ayudan a adoptar sus decisiones personales con más acierto y, por otro, le permiten pronunciarse con mayor conocimiento de causa sobre las decisiones colectivas (es decir, políticas), que nos afectan a todos.
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